Las empresas familiares pequeñas son “más atractivas” para poner en marcha proyectos colaborativos medioambientales

Foto de familia de las personas participantes de forma presencial en las jornadas nacionales “Avances en Investigación sobre Empresa Familiar” (AINVEF 2023), que se celebran en la UPNA.

Así lo recoge un trabajo elaborado por investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) sobre las prácticas medioambientales de estas firmas dado a conocer este 16 de noviembre en las jornadas nacionales “Avances en Investigación sobre Empresa Familiar” (AINVEF 2023)» celebradas en el edificio de El Sario del citado centro universitario.

Dicho encuentro científico, organizado por la Cátedra de Empresa Familiar y la Sociedad Española de Investigadores en Empresa Familiar (SAFER), reunió a medio centenar de participantes (la mitad, de manera “online”). En ese sentido, una de sus promotoras, la Cátedra de Empresa Familiar de la UPNA está promovida por ADEFAN y en ella colaboran la Sociedad de Garantía Recíproca, Sonagar, y ARPA Abogados Consultores,

“La idiosincrasia de las empresas familiares hace que el control de los recursos usados, la organización y la supervisión que la familia ejerce sobre la empresa sean más fuertes en las pequeñas que en las grandes, lo que conlleva a que las primeras lleguen a tener un uso más eficiente de los recursos de los que disponen cuando las comparamos con empresas similares no controladas por familias”, explicó Iván Salazar, estudiante de doctorado en la UPNA y coautor del trabajo, junto con sus directores de tesis: la profesora Lucía Garcés y el catedrático Martin Larraza (ambos, investigadores del Instituto INARBE).

De izquierda a derecha: Sandra Cavero (UPNA), José C. Casillas (SAFER), Martín Larraza (UPNA) e Iñaki Ecay (ADEFAN)

A partir de aquí, los investigadores estudiaron si las empresas familiares pequeñas tienen más probabilidades de adoptar prácticas medio ambientales en comparación de las también familiares pero de gran tamaño y si la participación en redes de colaboración afecta positivamente a esta cuestión. En este segundo caso, la respuesta resultó afirmativa, ya que, “a través del intercambio de conocimientos, tanto el riesgo de estos proyectos como los recursos necesarios serán menores y divididos entre las empresas que se encuentran involucradas persiguiendo los mismos objetivos, teniendo en cuenta que la ejecución de este tipo actividades de forma individual requiere, de promedio, de una gran cantidad de recursos tanto tangibles como intangibles”.

“Y aunque la propiedad familiar parece no tener un efecto significativo en la adopción de prácticas eco-innovadores, cuando evaluamos nuestros modelos bajo la lente del tamaño de la empresa, observamos que las características innatas de las empresas familiares, que las hacen también más eficientes que las no familiares, son positivas y significativas en las firmas que son catalogadas como pequeñas —afirmó Iván Salazar—. Es decir, según nuestros resultados, el mejor uso de los recursos, unido al efecto positivo de las redes de colaboración, hacen que una empresa familiar pequeña sea una acompañante más atractiva para ejecutar proyectos eco-innovadores en entornos de colaboración. Por todo ello, las empresas familiares pequeñas son un tipo de firmas con mayor probabilidad de adoptar dichas prácticas medio ambientales, ya que tanto el riesgo asociado al proyecto como la cantidad de recursos necesarios serán menores en dicho entorno de cooperación”.

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