En la presentación del Ranking de Competitividad Mundial del IMD 2021

La directora general de ADEFAN, Marisa Sáinz, asiste al encuentro telemático del IEF sobre España y Competitividad Mundial. (Foto: Yosune Villanueva).

Miembros de ADEFAN (Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar Navarra siguieron el 22 de junio de forma telemática la «Presentación del Ranking de Competitividad Mundial del IMD 2021». Un encuentro, organizado y promovido por el Instituto de Empresa Familiar (IEF) y que contó entre sus ponentes con la presencia del director de IMD Ibérica, Stein Jacobsen; y del director del centro de Competitividad Mundial de dicho organismo, Arturo Bris. Ambos fueron presentados por el director general del IEF, José Luis Blanco. 

Grosso modo, el citado análisis alerta de que España se descuelga tres puestos, hasta la posición 39, entre los 64 países que conforman el ránking mundial del IMD World Competitiveness Center.  En concreto, según explicó Bris, «España es uno de los países que más ha sufrido el impacto de la pandemia. Pero también se podría decir lo mismo de Italia y, sin embargo, España se sitúa mucho peor a futuro».

Este invitado al encuentro telemático del Instituto de Empresa Familiar achacó el descalabro a la gestión de la crisis del Covid-19, «que deja a España en una posición bastante mala para gestionar nuestro futuro, no solo por las medidas económicas, sino también políticas». Y es que en Italia, por ejemplo, existe una mayor confianza en la estrategia de recuperación del gobierno.

La pérdida de competitividad española contrasta con la evolución positiva de la gran mayoría de economías de Europa Occidental, que mejoran su posición respecto a la última edición del informe: Alemania sube dos posiciones, hasta la número 15, Reino Unido una, hasta la 18, Francia otras tres, hasta la número 29, Portugal escala una, hasta el puesto 36 e Italia mejora tres (puesto 41). «La progresiva mejora de estas economías permite a Europa Occidental reducir progresivamente su brecha con respecto a otras regiones», destaca el informe del IMD.

Lo que estos países han hecho mejor, a ojos de Arturo Bris, «es entender que en una crisis hay que sopesar ganadores y perdedores. No todo el mundo puede ganar». Cuando la pandemia golpea con más fuerza a algunos sectores, conviene asumir que el coste puede caer en quien lo puede pagar. Bris pone como ejemplo los pensionistas, que en otros países han asumido el coste de las políticas, mientras que la protección ha ido directamente a los sectores más golpeados. Se trata de una decisión política impopular que el Gobierno de España no se ha atrevido a tomar. «En España no ha habido la capacidad de anteponer ese coste, eso es falta de liderazgo», añadió.

En cambio, medidas que habrían supuesto un balón de oxígeno para el turismo, la industria más castigada, han tardado en llegar. «Un ejemplo como pueden ser los bonos turísticos para la población que otros países anunciaron en 2020, veo que España no ha empezado a implementarlos hasta este año. Son soluciones con un año de retraso, cuando la economía ya ha sufrido mucho»:

Más preocupante todavía es la cuestión fiscal, donde el director del centro de Competitividad Mundial de IMD advirtió de que el coste de la pandemia vaya a ser sufragado con impuestos más altos que penalizan el clima de negocios».

PERSPECTIVAS POSITIVAS

España goza de una posición geográfica adecuada, tamaño y sistema político adecuados para mejorar su posición. Incluso un tejido empresarial puntero que destaca en la clasificación por su eficiencia. El gran problema es que «no tenemos una estrategia de país. En ausencia de una buena estrategia económica, nuestra posición no pasará del número 35», lamentó Bris.

El descenso en el rendimiento económico responde a la posición rezagada que ocupa España en aspectos como el desempleo juvenil, el crecimiento real del PIB per cápita o la resiliencia de la economía.

En cuanto a la caída en eficiencia gubernamental, refleja una percepción muy negativa con respecto al sector público, especialmente en lo relativo a finanzas públicas, legislación sobre desempleo, creación de empresas y adaptabilidad de las políticas gubernamentales.

Por otro lado, España mejora tres posiciones en eficiencia empresarial (pasando del 42 al 39), con mejoras en aspectos como activos del sector bancario (del 20 al 17) o productividad laboral (del 22 al 19). Además, mantiene el puesto 25 en el acceso a los servicios financieros.

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